Virgen y Madre Inmaculada,
mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a Ti, lleno de
confianza y amor, a implorar tu maternal protección, y
a darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla
Milagrosa.
Creo y espero en tu Medalla,
Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón,
y tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido.
Amén.
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