oh
Soberano, deja que Tu mano me proteja y permite que Tu misericordia
caiga sobre mí, porque mi alma está aturdida y dolida ante su partida de
éste, mi desdichado y corrupto cuerpo, para que el mal del adversario
lo sobrecoja y lo desplace a la oscuridad por los pecados conocidos y
desconocidos acumulados por mí en esta vida, apiádate de mí, oh
Soberano, y no dejes que mi alma vea los oscuros rostros de los malos
espíritus, pero permite que sea recibido por Tus brillantes y
resplandecientes ángeles.
Glorifica Tu Santo nombre, y por Tu poder sitúame ante Tu divino
tribunal. Cuando se me juzgue, no sufriré porque la mano del príncipe de
este mundo deba cogerme para no caer, un pecador, en las profundidades
del hades, sino permanece junto a mí y ante mí un Salvador y Mediador,
porque estos tormentos corporales regocijan a tus siervos. Ten piedad,
oh Señor, de mi alma corrompida por las pasiones de esta vida y recíbela
limpia por la penitencia y confesión, porque eres bendito por los
siglos de los siglos. Amén.
oh Soberano, deja que Tu mano me proteja y permite que Tu misericordia caiga sobre mí, porque mi alma está aturdida y dolida ante su partida de éste, mi desdichado y corrupto cuerpo, para que el mal del adversario lo sobrecoja y lo desplace a la oscuridad por los pecados conocidos y desconocidos acumulados por mí en esta vida, apiádate de mí, oh Soberano, y no dejes que mi alma vea los oscuros rostros de los malos espíritus, pero permite que sea recibido por Tus brillantes y resplandecientes ángeles.
Glorifica Tu Santo nombre, y por Tu poder sitúame ante Tu divino tribunal. Cuando se me juzgue, no sufriré porque la mano del príncipe de este mundo deba cogerme para no caer, un pecador, en las profundidades del hades, sino permanece junto a mí y ante mí un Salvador y Mediador, porque estos tormentos corporales regocijan a tus siervos. Ten piedad, oh Señor, de mi alma corrompida por las pasiones de esta vida y recíbela limpia por la penitencia y confesión, porque eres bendito por los siglos de los siglos. Amén.